James Hadley Chase es el seudónimo de René Babrazon Raymond, escritor nacido en Londres en 1906 que dedicó buena parte de sus novelas a la figura de la femme fatale. Un buen ejemplo es “Eva”, publicada por primera vez en 1945, y que cuenta la historia de Clive Thurston, autor teatral y novelista de éxito, capaz de echar por la borda su posición en Hollywood, su estabilidad emocional, y hasta su vida, por la pasión que siente por una prostituta.
Chase es un experto en estas historias. Convierte a personajes de vida acomodada en peleles capaces de arruinarlo todo por una mujer con más armas que el ejército ruso. Y lo hace con una credibilidad tal que te gustaría darles un bofetón, agarrarles de las solapas y agitarles hasta que se les removiesen las entrañas. ¡Espabila, bobo!
Pocos como él son capaces de transformar a un hombre honrado, trabajador, sencillo…, en un aspirante a hampón, asesino, ladrón, chantajista; en alguien que camina hacia el abismo sin saberlo. O que, aún sabiéndolo, es incapaz de detenerse y rectificar.
Por fortuna para aquellos que disfrutamos de sus historias, Chase escribió un buen número de novelas que podemos leer y releer, como “El secuestro de Mis Blandish”, “Tratamiento de shock”, “Flores para tu entierro”, “Una radiante mañana estival”, y muchas otras. Y lo hizo tan bien que resulta inevitable pensar que nosotros podríamos ser como sus personajes, hombres derrotados por una pasión.
A fin de cuentas… ¿quién no ha conocido a una femme fatale?
R.L. Rodríguez