Fue una de las mejores en un tiempo en que el cine creaba divas inolvidables. Su imagen vestida con una blusa blanca y un pantalón corto — short, les llamaban— en “El cartero siempre llama dos veces” es imprescindible en cualquier archivo fotográfico de la historia del cine. Su interpretación en aquella película de 1947 dirigida por Tay Garnett y basada en la novela homónima de James M. Cain, es el ejemplo perfecto de la femme fatale que tantas veces se explotaría con mayor o menor éxito. En aquella película, Lana Turner empujaba a su amante al asesinato; lo hacía gracias a su influjo erótico, irresistible para cualquiera con sangre en las venas y que resultaba tan natural en ella. Ni siquiera Marilyn Monroe llegó a igualarse con Lana Turner; Lana transmitía más, despertaba pasiones con una mirada, arrebataba el sentido con su presencia, y lo sabía…, y lo disfrutaba.

Fueron sonados sus romances con Tyronne Power, Clark Gable, Frank Sinatra o Errol Flynn, y también sus siete matrimonios con seis hombres diferentes ― uno le gustó más que el resto y repitió ―. También lo fue su frase en la que aseguraba: “mi meta era tener un marido y siete hijos, y acabó siendo lo contrario”. Le gustaban los hombres. De ellos decía: “encuentro a los hombres terriblemente excitantes. Cualquier chica que diga que no, es una doncella anémica, una prostituta o una santa”. También le gustaban los romances breves, sin complicaciones, aquellos de los que podía salir y entrar cuando le apetecía. Pero uno de ellos, apasionado y letal, marcó un hito en su vida y en la de su hija, Cheryl Crane.

Johnny Stompanato era un matón de medio pelo conocido por su imagen de hombre guapo y viril. Había sido socio de nivel bajo de Bugsy Siegel, el mafioso fundador de la ciudad de Las Vegas, y trabajaba como guardaespaldas para Micky Cohen, otro conocido gánster afincado en Los Ángeles, donde explotaba el negocio del juego ilegal, la prostitución y la extorsión. Para este último, Johnny Stompanato, a quien apodaban Óscar por el tamaño de su miembro (la preciada figura mide treinta y cuatro centímetros), desempeñaba una curiosa labor: enamoraba a mujeres casadas de buena posición de las que conseguía fotografías comprometidas. El siguiente paso en el plan era reclamarles el pago de una abultada cantidad de dinero bajo la amenaza de entregar las fotografías al marido. Si las mujeres no podían conseguir lo que se les reclamaba, las obligaban a prostituirse; de este modo hacían el pago de su deuda y se aseguraban de que las fotografías nunca saliesen a la luz. O no…

Según parece, fue Micky Cohen quien animó a Johnny Stompanato a buscar una relación con Lana Turner.

Johnny Stompanato

Antes lo había intentado con Ava Gardner (Frank Sinatra, gracias a sus contactos en la mafia, se aseguró de que los acercamientos del galán no fructificasen ), Zsa Zsa Gabor y Janet Leigh, quien aceptó los primeros requiebros y puso pies en polvorosa en cuanto alguien le reveló los antecedentes de Stompanato.

Lana Turner comenzó a recibir cartas, llamadas telefónicas y regalos de su gánster admirador. El aire de “chico malo” y sus actividades mafiosas resultaron irresistibles e iniciaron un romance tempestuoso.

Johnny Stompanato era un tipo violento y celoso. Las amenazas y los abusos comenzaron a sucederse, extendiéndose más allá del ámbito doméstico. Hay numerosas versiones sobre un hecho que, tal vez, ni siquiera llegase a ocurrir. Y es que dicen que mientras Lana estaba en Londres rodando “Brumas de inquietud” con Sean Connery, Stompanato se presentó en el set de rodaje armado con una pistola. Sospechaba que ambos mantenían un romance, y eso era más de lo que podía soportar. Connery actuó como se espera del mejor James Bond: se abalanzó sobre el mafioso, le arrebató el arma y lo derribó. Tras el incidente, Stompanato fue deportado y Connery tuvo que vigilar sus espaldas durante una temporada para evitar cualquier encuentro inesperado.

La locura llegó al límite el cuatro de abril de 1958.

El mafioso italiano se había enfurecido al saber que no acompañaría a Lana a la gala de los Óscar que tendría lugar pocos días después. Ella estaba nominada a la mejor actriz por su papel en “Vidas borrascosas” y no tenía intención de dejarse ver con un tipo que suponía un riesgo para su imagen pública.

Estalló una violenta discusión durante la cual Johnny Stompanato amenazó a Lana con cortarle la cara y acabar con su vida. Cheryl, la hija de Lana, quien por aquel entonces contaba tan sólo con catorce años de edad, estaba en la planta baja de la casa leyendo. Al oír los gritos, cogió de la cocina un cuchillo de grandes dimensiones y subió las escaleras hasta el dormitorio de su madre. Estaba aterrorizada. En ese instante, Lana salió del dormitorio seguida de Johnny. Cheryl se interpuso entrmuerte de Johnny Stompanatoe ambos y ― según su confesión, y sin que ella pudiese hacer nada por evitarlo ―, el italiano se abalanzó sobre el cuchillo causándose una herida mortal.

Lo que siguió fue una llamada telefónica al padre de Cheryl, el actor Stephen Crane, a las que siguieron las correspondientes a la policía y a emergencias. Nada se pudo hacer por la vida de Johnny Stompanato.

La declaración de Lana Turner en el juicio fue, según algunos, su mejor interpretación. Con el rostro arrasado por las lágrimas, defendió a su hija, asegurando que todo había sido un terrible accidente.

Juicio Lana Turner

El veredicto fue el de homicidio justificado. Las consecuencias: Cheryl fue internada en la escuela “El Retiro”, en la localidad de Sylmar, Los Ángeles; le fue retirada la custodia a Lana y entregada a la abuela materna de la niña, y la hermosa actriz continuó con su carrera cinematográfica. El año siguiente estrenó “Imitación a la vida”, dirigida por Douglas Sirk, la que para muchos es su mejor actuación, y que la convertiría en millonaria.

Quedó también una sospecha que Lana no consiguió sacudirse durante el resto de su vida ni aún después. Y es que muchos dijeron que había sido ella la autora del acuchillamiento a Stompanato, y que había urdido el plan en el que Cheryl asumía la responsabilidad para asegurar una condena “amable”.

Cheryl Crane

Cheryl Crane, después de hacer una carrera mediocre como modelo y convertirse más tarde en agente inmobiliario, publicó en 1988 su biografía: “Detour: a Hollywood Story”. Describe lo sucedido, reafirmando la teoría oficial, y asegura haber sido violada por dos de los maridos de su madre: Lex Barker, quien se haría famoso por sustituir a Johnny Weissmüller en el papel de Tarzán (y en España por casarse con Tita Cervera); y por Fernando Lamas, a quien muchos identificarán por ser el padre de Lorenzo Lamas.

Esta sigue siendo una historia de pasión, violencia, glamour y odio, la cara B del Hollywood clásico e inolvidable. Y también una excusa magnífica para visitar la filmografía de Lana Turner, uno de los mayores mitos que el séptimo arte nos ha legado.

R.L. Rodríguez